En términos estrictos la alimentación cubre nuestras necesidades de supervivencia, pero con la evolución de la sociedad y en nuestra cultura también cubre una parte emocional. Y no siempre es negativa: regalamos bombones para demostrar nuestro aprecio, nos juntamos alrededor de una comida para celebrar, ¿verdad?
¿Dónde reside el problema?
El problema reside cuando la comida cobra una función principal en la gestión de las emociones. Y no solo de las emociones negativas como la ira, la tristeza sino también, del aburrimiento o de la alegría, ¿quién no se ha dado un buen atracón en una celebración o con una buena noticia?
El hambre emocional nace cuando las personas no logran manejar el placer frente la comida. Se vuelve “patológico” cuando conlleva conductas disfuncionales como los atracones, que cuando suceden como mínimo 1 vez a la semana es momento de plantearse de ponerles remedio.
¿Cuáles son los primeros pasos a dar?
Primero debemos entender que el problema no es la comida o el atracón. En ese momento la comida nos da placer, quizás un placer a escondidas, furtivo, íntimo, pero en definitiva placer. Luego vienen los planteamientos posteriores de culpabilidad, enfado, rabia… Por tanto, la comida es como una tapadera, y debemos, sincerarnos con nostras mismas, levantar esta tapa y mirar para dentro para ver lo que pasa. Quizás, el problema son las restricciones previas al atracón, a veces o siempre lo prohibido es lo más deseado.
¿Tiene solución?
Una vez identificado el foco del problema, es fundamental poder trabajar en la gestión emocional, para comprender nuestras emociones, creencias, bloqueos, nuestros “no debo” y aprender a canalizarlas de una nueva manera, más saludable y sostenible.
A parte de la gestión emocional con una psicóloga, una dieta no restrictiva con una nutricionista dietista y hacer ejercicio de manera regular facilitarán el camino hacia una buena relación con el placer de comer.
Es un tema amplio, interesante y reversible, si estás inmerso en él, en mi web encontraras los datos para contactarme y empezar a ponerle solución.