Pensando en este artículo me acordé de la obra de teatro de Calderón de la Barca, “La vida es sueño”, que tiene como tema, ya en el siglo XVII, la libertad del ser humano de formar su vida, sin dejarse llevar por su supuesto destino.

Al mismo tiempo, me encontré con el sueño de un adolescente de Medellín, Colombia, con una vida escrita en su cuerpo marcado por balas y puñaladas. Me impactó, su sueño era morirse y lo consiguió.

Quien más y quién menos tiene sus sueños grandes o pequeños, dentro o fuera de lo socialmente aceptable. Cada sueño, cada vida es digna de respeto, ¿no os parece?

Partiendo de aquí, primero es importante discernir si nuestro sueño u objetivo, no es más que una ilusión que nos evade de nuestro día a día o de la dificultad de transformar nuestra realidad. ¿Cuántas veces nos ha pasado de querer romper con todo e imaginarnos siendo felices en las Bahamas? Tal vez si me cambio de ciudad… ¿Sabes que allá donde vayas tú te vas contigo?

Una vez hayamos tomado conciencia de lo anterior, existen otras claves que nos permitirán tener más probabilidades de llevar a cabo nuestro objetivo, tales como:

1. Un compromiso sólido con nuestro objetivo, pase lo que pase.
2. El coraje suficiente para llevar a cabo, si fuera necesario, el cambio en uno/a mismo/a.
3. Acción responsable y sostenible con mi ser y mi entorno.
4. Ser conscientes que, a veces, se necesita ayuda profesional, como la de un/a psicólog/a coach.

Luchar por nuestros sueños es un viaje al que debemos estar dispuestos a transitar con sus altos y sus bajos. Nadie nos garantiza la consecución del objetivo, pero si que puedes garantizar tu éxito interior en el camino hacía él.

“No importa cuán estrecho sea el camino, ni cuán cargada de castigos la sentencia. Soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma.” “Invictus” de William Ernest Henley.