Foto de Brando Lopez en Unsplash

Hola a todos y todas, me alegra volver a contactar con vosotr@s otra vez.

He estado unos días, dando vueltas sobre cuál era el mejor tema para compartir: las emociones y los miedos que se generan en este drama que estamos viviendo, el sufrimiento como motor de mejora personal, los cambios del matrimonio cuando nos jubilamos, … Un atropello de ideas y pensamientos, reflejo de la intensidad de estos días.

Pero, ¿por qué nos cuesta, a veces, tomar una decisión?

Profundizando sobre este tema me he topado con esta frase de Jean-Paul Sarte, “El hombre está condenado a ser libre” y por ello es responsable de su vida y del uso que haga de ella. Pero esta libertad, a veces, nos abruma dificultando nuestra toma de decisiones. El psiquiatra Irvin D. Yalom nos explica las razones:

Primero, por miedo a las consecuencias. Nosotros somos responsables de nuestra vida. Esto, según que circunstancias, nos puede servir como motor para vivir una vida más satisfactoria o nos puede generar ansiedad, paralizarnos o empujar a otros a tomar la decisión por nosotros, consciente o inconscientemente.

La segunda dificultad pasa por no aceptar la renuncia. Mientras no nos decidimos, tampoco dejamos que las oportunidades de mejora en nuestra vida se accionen. Aristóteles daba el ejemplo de un perro hambriento al que se le presentaban dos platos de comida igualmente exquisitos, que sin poder decidirse, siguió “muriéndose de hambre”.

La tercera razón es la culpa, que nos paraliza y genera ansiedad. Por ejemplo, aunque sepamos que tenemos derecho a estar con quien queramos, y a sabiendas que no es la persona correcta, a veces, no podemos evitar sentir culpa de romper la relación y retrasamos la decisión.

Y la última, está relacionada con el hecho de sentirse culpable de los errores cometidos, de haber hecho algo indebido contra otra persona o contra uno mismo o de darnos cuenta de que no hemos vivido la vida como hemos querido. Según el Dr. Yalom solo podremos liberarnos de esta culpa existencial, corrosiva y paralizante con nuestros actos presentes, para que nuestro futuro sea diferente y así reparar nuestro pasado. ¿Podríamos decir entonces que nunca es tarde?.

Por ejemplo, si sentimos culpa por no haber atendido lo suficiente a nuestros padres en su tránsito final, podemos enmendarlo, colaborando en una asociación de personas mayores o si sentimos culpa por no haber atendido lo suficiente a vuestros hijos cuando eran pequeños, por el motivo que sea, podemos repararlo, atendiendo a los niet@s.

Pienso en el personal sanitario y asistencial trabajando directamente con enfermos de Coronavirus. Están decidiendo, cada día, sobre la vida y la muerte de otr@s, a veces, empujados por las circunstancias y falta de recursos. A esto se le suma que arriesgan su vida para cuidar y curar a otras personas. Algunos de estos profesionales, no están acostumbrados a esta situación tan extrema y sobrevenida de toma de decisiones. Por ejemplo, para estas circunstancias se preparan sanitarios que participan en conflictos bélicos o en servicios de emergencias. Las consecuencias psicológicas pueden ser importantes como estrés post traumático, ansiedad y depresión.

¿Qué podemos hacer para que la culpa y la ansiedad no afecte a nuestra toma de decisiones?

  • Aceptar que cuando nos enfrentamos con una decisión crucial es normal tener miedo, estamos decidiendo directamente nuestro futuro.
  • Recordar que evitar decidir es igualmente una decisión.
  • Lo importante no es la decisión que tomemos, sino que la tomemos con responsabilidad.
  • Aunque el proceso de decisión nos resulte doloroso, hemos de tener en cuenta que todas las decisiones tienen su beneficio. A veces no es visible, pero existe.
  • Tomar decisiones de forma activa aumenta nuestro poder personal, coherencia y mantiene nuestra autoestima y valor propio.

Si te reconoces en lo leído, ¿has probado a dejarte ayudar por tus amig@s y/o familiares? y si lo crees oportuno comienza un proceso de cambio personal a través de una terapia individual, grupal o un proceso coaching.

Gracias y hasta la próxima.