Actualmente, nos enfrentamos personalmente y socialmente, a una etapa de la vida que se ha convertido en una de las más largas de nuestra trayectoria: la jubilación. Este periodo nos ofrece la libertad de iniciar un nuevo camino personal sin obligaciones. Al mismo tiempo, dejamos atrás toda una red social, una estructura diaria que a menudo nos ayuda a no caer en interrogantes sobre nuestro yo.
¿QUÉ PUEDES ESPERAR CUANDO TE JUBILES?
La jubilación supone un tránsito del desempeño en el rol de trabajador, marcado por unas normas objtetivas, hacia el desempeño del rol del jubilado, sujeto por unas normas más personales. En este proceso de transición, la mayor parte de las personas atraviesan por 5 etapas (Atcheley, 1989):
Prejubilación: durante esta etapa, la persona se forja expectativas alrededor de la su jubilación: actividades que hasta ahora no disponía de tiempo. Aquí adquiere importancia la preparación para la jubilación para un posterior bienestar de la persona.
Luna de miel: tiene lugar durante los principos de la jubilación. Se caracteriza por qué la persona, se muestra muy contenta y motivada de llevar a cabo todos aquellos proyectos personales que no pudo desarrollar durante la etapa laboral.
Desencanto: en esta fase la persona se da cuenta que sus expectativas inciales al rededor de la jubilación no se ven realizadas, pudiendo caer en una depresión.
Reorientación: a consecuencia del desencanto, la persona trata de revaluar y restructurar sus expectativas iniciales ajustándolas a la realidad.
Estabilidad: la persona es consciente de sus capacidades y limitaciones y asume su nuevo rol.
Estas últimas etapas se pueden ir sucediendo a medida que acontecen sucesos vitales desestabilizantes, tales como una enfermedad, un divorcio o la muerte de un ser querido.
LO IMPORTANTE ES LA ACTITUD
Indudablemente, la actitud de la persona ante la jubilación determina en buena medida su grado de adaptación a ella. Por un lado se situarían, aquellas personas que tienen en una actitud sumamente negativa alrededor de la jubilación, entendiendo que esta supone “el principio del fin”. De no afrontarse adecuadamente, puede llevar importantes consecuencias en el bienestar psicológico de la persona. En el polo opuesto, se encontrarían aquellas personas que consideran la jubilación la consecución de una meta deseada con anterioridad, pero a la vez un periodo de emprendimiento de nuevos proyectos y de nuevos roles que les permiten crecer y autorealizarse.
En este, sentido, llevar un estilo de vida saludable y positivo, en desarrollo constante durante la juventud y la adultez puede facilitar la adaptación a este nuevo periodo. De hecho, la mayor parte de las personas jubliadas, a pesar de disponer de más tiempo, continuan llevando a cabo las mismas actividades que ya realizaban cuando estaban trabajando, y se resisten a empendren otras nuevas (Forteza, 1990). Por lo tanto, uno de los factores de más peso a la hora de facilitar el paso hacia la jubilación sin consecuencias seria desarrollar recursos personales a lo largo de la vida, en paralelo a la actividad laboral. Para completar os dejo el link de un articulo anterior sobre los recursos personales para una jubilación exitosa.
¿Te han pasado a ti estas 5 fases?, ¿Cómo te has adaptado a la jubilación?, ¿Necesitas ayuda para adaptarte?¡Cuéntame!
Gracias y hasta pronto,
Noemí Farré Canela · Psicóloga coach