La soledad es un sentimiento ambivalente. En las personas, la soledad puede ser, en según, qué circunstancias, buscada como fruto de una introspección personal, una necesidad para construir una personalidad capaz y resiliente. Y, en otros momentos, puede ser una carga emocional muy pesada, a veces, asociada a una enfermedad, como una depresión.

La Comisión de Soledad no Deseada de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) estima que el problema de la soledad afecta a más de 5,5 millones de personas en España (datos del 2022). Las encuestas europeas sociales, realizadas antes de la pandemia, ya señalaban que el 8,7% de la población española se sentía sola “con frecuencia” o de “forma permanente”.

Estar o sentirse solo o sola

La diferencia entre estar o sentirse solo/a puede ser sutil, pero es cierto que cuando interviene la sensación, el sentimiento, la brecha emocional y el sufrimiento aumenta. En resumen, estar solo/a, es menos impactante que vivir con los efectos de sentirse solo/a.

Seguro que has vivido la sensación de sentirte solo/a estando un sitio con mucha gente, quizás mismo en una ceremonia familiar, supuestamente para celebrar un hecho alegre, o conectado a las redes sociales durante horas, y aun así viviendo la misma sensación que en una situación donde realmente has estado aislado/da o marginado/a. Entonces, podemos afirmar que el factor subjetivo influencia en nuestra vivencia hacia la soledad. Y si a esto les sumamos factores de dependencia, edad, trastornos, baja autoestima, inseguridades, etc. el sentimiento de soledad crece exponencialmente.

También, hemos de tener en cuenta, que cuando la persona se siente sola, a la larga se traduce en un deterioro de su salud mental y física, algo que puede debilitar, como efecto secundario, la cohesión social.

“Negar la soledad es negarse a sí mismo”, (Lo Iacono, 2003)

Al inicio apuntaba la ambivalencia de la soledad, pero también hay que añadir su inseparabilidad en nuestra vida, por tanto, inevitabilidad. Teniendo esto en cuenta, luchar en contra, ¿no os parece una pérdida de tiempo? Que os parece sí, ¿en vez de luchar en contra, porque no hacerlo en su compañía?, ¿cómo?  Avanzando junto a ella, sin dejar que se apodere de ti. Tratando este límite como una oportunidad de mejora personal, pese a las circunstancias, a veces aún más limitantes que nuestra propia soledad.

Otras recomendaciones más prácticas para caminar al lado del mal de la soledad, serían:

  • Relacionarte con personas semejantes a ti: mantén y cuida las relaciones con familiares y amigos, siempre que sea posible.
  • consciente de los propios errores relacionales: profundiza en ti mismo/a.
  • Evita el aislamiento: utiliza todos los medios posibles para mantener relaciones.
  • Ábrete a los demás: participa activamente en actividades de grupo.
  • Esperar lo mejor, mantener la esperanza.

Y ten en cuenta, que seguro que no eres el único/a. Hay muchas personas esperando tu compañía.

¡Hasta la próxima!

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